sábado, 17 de noviembre de 2012

Palabra de Sabiduría, Palabra de Ciencia y Fe


Por Julio César Clavijo Sierra
Tomado de Jesús, El Único Dios


El Don de Palabra de Sabiduría


La palabra griega que traduce sabiduría es “sofía” y significa perspicacia, conducta prudente y sano juicio. La sabiduría es mucho más que conocimiento, ya que la sabiduría utiliza el conocimiento para tomar decisiones correctas.

Una es la sabiduría humana y otra es la sabiduría que proviene de Dios. En muchas ocasiones los hombres que no conocen a Dios pueden obrar inteligentemente de acuerdo con el conocimiento que han adquirido por medio de habilidades puramente humanas. No obstante, la sabiduría que viene del Altísimo, nos enseña que para empezar a ser sabio se debe temer a Dios. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su loor permanece para siempre” (Salmo 111:10). “la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:15).

Nosotros somos sabios cuando Dios nos da a conocer el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, ya que Dios “hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:8-10).
Como hemos visto, todos los verdaderos cristianos tenemos la sabiduría que viene de lo alto, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. (Santiago 1:5-7).

Sin embargo, aunque todos los miembros de la iglesia gozan de la sabiduría que viene de lo alto, Dios ha dado el don de Palabra de Sabiduría, para revelar a sus hijos la mejor forma de proceder ante una necesidad particular. Dios puede revelar esta palabra de sabiduría directamente al creyente necesitado, por ejemplo cuando Dios le mostró por visión al apóstol Pablo que fuera a Macedonia en lugar de ir a Bitinia, dando por cierto que Dios los llamaba a anunciar el evangelio en ese lugar (Hechos 16:6-10).

En otras ocasiones, Dios da la palabra de sabiduría a un creyente para que este aconseje a otro u otros, por ejemplo el apóstol Pablo (quien no era un marinero profesional) les declaró a unos experimentados marineros que no era aconsejable continuar su viaje porque de seguro les iba a venir grande ruina. Ellos no hicieron caso de esta palabra de sabiduría y fueron víctimas de un naufragio (Hechos 27).
El Don de Palabra de Ciencia o Palabra de Conocimiento

La palabra griega que traduce conocimiento es “gnosis” y significa conocimiento y ciencia.

Uno es el conocimiento que los hombres han adquirido por el esfuerzo humano y otro es el conocimiento que proviene de Dios.

El hombre se esfuerza por adquirir conocimiento, pero a pesar de todo su empeño, debe reconocer que todo su conocimiento es incompleto y que incluso puede ser vano. “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).

El hombre debe anhelar el conocimiento que proviene de Dios. “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jeremías 9:23-24).

El conocimiento completo se halla solamente en Cristo. Cuando entendemos el misterio de Dios Padre manifestado en Cristo, hallamos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento (Colosenses 2:2-4). Cristo es la expresión y la revelación completa de Dios porque en él "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Colosenses 2.9). Si alguno quiere ver a Dios tiene que mirar a Cristo, porque Cristo es Dios mismo manifestado en carne. El conocimiento de Cristo es el que nos hace libres (Juan 8:32).

En su sentido primario, el don de Palabra de Ciencia, tiene que ver con la capacidad de adquirir información correcta sobre las verdades bíblicas y de exponerlas con claridad y precisión ante otras personas. Sin embargo, este don también incluye la revelación que Dios le da a algún hermano o hermana, comunicándole algún asunto que es necesario que sea conocido para responder a una necesidad específica. Por ejemplo, Dios le reveló de manera milagrosa al apóstol Pedro que Ananías y Safira se habían puesto de acuerdo para mentir en lo relacionado con el valor de la venta de su heredad (Hechos 5:1-7).

El Don de Fe


La palabra griega que traduce fe es “pistis” y significa convicción, seguridad, certeza y dependencia en Dios (Hebreos 11:1). Es tener confianza en lo que Dios nos ha revelado en su Palabra y dar por hecho todas aquellas verdades, es estar fundamentados en la doctrina que es conforme a la piedad (1. Timoteo 6:3, 3:16), es comprender y aceptar que Dios fue manifestado en carne, por lo cual la fe está firme cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador (2. Timoteo 2:19).

Tenemos confianza en la Palabra de Dios por las profecías que se han cumplido, y sabemos que lo que aún falta por cumplirse se cumplirá, porque fiel es el que lo prometió (Hebreos 10:23, 11:11, 2. Corintios 5:7, Apocalipsis 21:5). El cielo y la tierra pasaran, pero no la Palabra de Dios (Mateo 24:35, Marcos 13:31, Lucas 21:33).

La fe genuina está basada en el Dios que se ha revelado en la Santa Escritura, y por eso la fe del cristiano se perfecciona en el conocimiento y asimilación de la Palabra de Dios. De ahí que la fe venga ya sea por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17) y/o por escudriñar la Santa Escritura que es la que da testimonio de aquel Dios de amor que fue manifestado en carne como Jesucristo (Juan 5:39).

La fe verdadera está fundada en Dios, y no en los ídolos, en los amuletos o en las imágenes. Ni siquiera se trata de aquello que la filosofía de la Nueva Era ha llamado energía positiva o poder mental, pues el objeto de la verdadera fe no está en la capacidad mental del hombre, sino en el Dios omnipotente (Salmo 20:7).

Todos los verdaderos creyentes tenemos fe en Dios. Primero, tenemos esa fe salvadora que nos ha llevado a conocerle y aceptarle como nuestro salvador, y aunque sabemos que todavía no estamos en la morada eterna de los redimidos (la Nueva Jerusalén), lo damos por hecho, porque por fe andamos no por vista (2. Corintios 5:7, Romanos 1:17, Gálatas 3:11). Sabemos que nuestra salvación no es por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho sino por la misericordia del Señor Jesús, por el lavamiento de la regeneración [el bautismo en el nombre de Jesús], y por la renovación en el Espíritu Santo [el bautismo del Espíritu Santo] (Tito 3:5). Pero también sabemos que la verdadera fe produce obras de justicia, pues la fe sin obras es una fe muerta (Santiago 2:26). Los creyentes tenemos esta confianza en Dios, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye (1. Juan 5:14).

Después de esta reflexión sobre la fe, podemos pasar a definir el don de fe, como una medida extraordinaria de fe que opera un creyente (o un grupo de creyentes) para una necesidad especifica, en la cual la naturaleza o las posibilidades humanas no tienen ninguna oportunidad, y solo se puede esperar una acción sobrenatural de parte de Dios. Es una fe que permite obtener la victoria a pesar de que todas las circunstancias sean adversas.

Por ejemplo, el apóstol Pablo, tuvo fe para ser librado de la muerte, luego de ser mordido por una víbora muy venenosa, y no padeció daño alguno (Hechos 28:3-6).

jueves, 15 de noviembre de 2012

El Propósito de Las Lenguas



Por Randy Hurst

Tres señales dramáticas acompañaron el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés: Un estruendo como de un viento recio, lenguas como de fuego, y hablar en otras lenguas. El viento y el fuego no se repitieron en Hechos, pero el hablar en lenguas siguió ocurriendo cuando la gente era llena con el Espíritu. Orar en lenguas tiene varios propósitos en la vida del creyente lleno del Espíritu.

1. Confirmación. Hablar en lenguas es la primera señal externa del bautismo del Espíritu Santo. Esto se encuentra en Hechos 2:4 y también en Hechos 10 y 19. Hechos 10 es especialmente instructivo, porque Lucas escribe que lo que convenció a los creyentes judíos de que los gentiles habían recibido el don del Espíritu Santo fue que habían oído "que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios." (Hechos 10:46).

2. Adoración. Nuestra mente finita es incapaz de comprender, y nuestro propio lenguaje es inadecuado para expresar en su totalidad la adoración a Dios de nuestro corazón. Hablar en lenguas, en lo que muchos se refieren como un "lenguaje de oración", nos liberta para comunicar a Dios la adoración de nuestro corazón que no podríamos expresar con nuestro limitado vocabulario. Cuando yo oro en lenguas, el Espíritu Santo da testimonio con el mío de que la adoración de mi corazón, que yo no podría expresar adecuadamente, ha sido comunicada con la ayuda del Espíritu. (1 Corintios 14:15-17).

3. Edificación. Orar en el Espíritu edifica – "levanta" – de dos maneras: Edifica al individuo que ora en el Espíritu, y si es interpretada, edifica a la iglesia. Pablo dijo que él hablaba en lenguas más que todos los corintios, pero los amonestó diciéndoles que en la iglesia las lenguas debían ser interpretadas para que todos fueran edificados. (1 Corintios 14:3-9). Esto no limita el uso privado de las lenguas para la edificación personal, pues orar en lenguas edifica espiritualmente al creyente.

4. Intercesión. "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos." (Romanos 8:26). Cuando oramos en el Espíritu, se nos permite orar más allá de nuestro entendimiento, y Dios nos usa para lograr sus propósitos en la vida de los demás por medio del ministerio de intercesión. Pablo dijo: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." (Efesios 6:18, Judas 20).

Nota: Al hacer clic en cualquiera de las citas bíblicas lo llevará a esa referencia.

El Bautismo del Espíritu Santo


Por Augusto Pérez

INTRODUCCIÓN

Estamos en los últimos días antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo, y por lo tanto son tiempos tremendamente emocionantes, para los que decidan recibir de Dios, lo que Él quiere dar a cada uno de nosotros. No es un misterio el que Dios esté derramando de su Espíritu de una manera muy especial en el mundo entero. La revista Time dice que las iglesias pentecostales están ganando más almas en México, América Central y América del Sur, que todas las otras iglesias protestantes combinadas. ¿Cuál es la razón para este acontecimiento? Dios está restaurando el mensaje apostólico de Pentecostés en los últimos días, inmediatamente antes de su venida, como dice Hechos 2:17: "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne". Miles de almas están despertando de sus letargos espirituales, de tradiciones secas y muertas que han recibido en nombre de la cristiandad; están rompiendo con sus tradiciones, buscando y recibiendo esta experiencia Pentecostal. Esta experiencia con Dios es la única capaz de satisfacer la profunda necesidad que hay en tu alma, de ser amado(a) por tu creador y salvador, sintiéndolo viviendo dentro de ti como RÍOS DE AGUA VIVA.

¿QUIÉN PUEDE RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO?

El apóstol Pedro lleno del poder del Espíritu Santo, se puso en pie en el día de Pentecostés y les dijo a los que habían respondido a su predicación: "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare". (Hechos 2:38-39).

Así comenzó la Iglesia Apostólica primitiva. Ese es el mensaje que se predicaba en aquel entonces, y ese es el mensaje que todavía predican los que obedecen la Palabra de Dios completamente, no solamente una porción de ella; "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones" (Hechos 2:42). No hay en la Palabra de Dios quien diga, que Él cambió su plan para la iglesia. El don del Espíritu Santo es un derecho de todo creyente. Su presencia continúa dejándose sentir dentro de cada creyente en la iglesia moderna, como se dejó sentir poderosamente en la iglesia apostólica el día de Pentecostés.

En Samaria los creyentes también recibieron el Espíritu Santo (Hechos. 8:14-20). En Cesarea los que no eran judíos también recibieron el don del Espíritu Santo (Hechos 10:44-48). Como 20 años después del día de Pentecostés en Jerusalén, Pablo, en Éfeso, encontró a unos discípulos de Juan el Bautista que aún no habían recibido el Espíritu Santo, ni habían sido bautizados en el nombre de Jesucristo. A estos les preguntó: "¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?" (Hechos 19:2), al ellos contestar que no, el apóstol Pablo les expuso el plan de salvación, luego que ellos fueran bautizados les impuso las manos inmediatamente y recibieron el don del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas.

Sin duda alguna, todos los que se entregaban a Jesucristo en la Iglesia apostólica, eran bautizados en el nombre de Jesucristo y llenos del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. ¡La promesa es también suya; por qué no aprovecha y la recibe en el nombre de Jesucristo!

LA EVIDENCIA

Es evidente cuando leemos la Biblia que cada vez que alguien recibía el Espíritu Santo había una manifestación, una señal externa que no se podía negar, esconder o tapar. Nadie JAMÁS recibió el bautismo del Espíritu Santo sin que se enterara la persona que estaba cerca. En Jerusalén una multitud de judíos la vio y la oyó: "Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís" (Hechos 2:33). En Samaria, el mago Simón la vio: "Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo..." (Hechos 8:18). En Cesarea, los que acompañaban a Pedro la oyeron también: "Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios" (Hechos 10:46).

¿Qué fue aquello que esta gente vio y oyó? Cuando cayó por primera vez en el aposento alto, hubo un viento recio, hubo fuego, y hubo otras lenguas. Pero las manifestaciones que ocurrieron después de este derramamiento inicial, no fueron acompañadas de fuego, ni de viento, solamente se oyó hablar en lenguas según el Espíritu les daba que hablasen (Hechos 11:15). En la ciudad de Éfeso, Pablo les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo desde que habían creído, al ellos decir que no, Pablo procedió a bautizarlos y luego les impuso las manos y recibieron el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas. Pablo no les volvió a preguntar si habían recibido el Bautismo Pentecostal porque él mismo los había oído hablando y alabando a Dios en lenguas angelicales. (Hechos 19:1-7).

La evidencia es esta: "Cuando un creyente recibe el Espíritu Santo habla en lenguas como prueba de que recibió el Espíritu Santo". Esto es independiente del don de lenguas que puede recibir un creyente como un ministerio adicional que Dios le da (1 Corintios 12:30).

Pero, ¿por qué lenguas? La lengua del hombre puede ser usada para bendecir o maldecir. Es el único miembro del cuerpo que puede corromper el cuerpo entero. Es indomable, lleno de veneno y maldad; Santiago 3:8 dice: "Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal". El hombre puede controlar un caballo con riendas y bozal, puede manejar un barco con un timón, puede guiar un cohete electrónicamente millones de millas por el espacio con una certeza increíble, sin embargo NO PUEDE DOMAR LA LENGUA. Jesús dijo: "Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas..." (Marcos 16:17).

Cuando el Espíritu Santo entra al corazón de una persona, Dios reclama la posesión de la lengua de la persona, sabiendo que cuando le damos la lengua para que Él la domine y la consagre, Él nos posee completamente (Isaías 28:11). Él quiere poseer nuestros corazones, nuestras mentes, nuestros cuerpos, nuestros deseos y voluntades y nuestra lengua. Algunas personas quieren recibir el Espíritu Santo, el Poder Pentecostal, pero NO QUIEREN HABLAR EN LENGUAS. Dicen: "Oh Señor bautízame con tu Espíritu Santo, lléname con agua viva, pero por favor NO HABLES, DEJA MI LENGUA FUERA DE ELLO". Pablo dice en la Biblia: "Quisiera que todos hablaran en lenguas... Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos ustedes... No impidáis el hablar en lenguas"  (1 Corintios 14:5, 18, 39).

¿CÓMO RECIBIR EL ESPÍRITU SANTO?

El primer paso para recibir este don de Dios, es el arrepentimiento: "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y RECIBIRÉIS EL DON DEL ESPÍRITU SANTO" (Hechos 2:38). El arrepentimiento es el girar 180 grados la dirección hacia donde íbamos, y comenzar a caminar con Dios, y dejar que Él sea el amo de nuestras vidas. Arrepiéntase hasta que sienta que Dios le ha perdonado todos sus pecados, examinando su conciencia y dejando que Él le muestre todos esos pecados escondidos. En el momento que usted sinceramente se arrepiente, Dios le perdonará inmediatamente, y sentirá como si le hubieran quitado un gran peso de su alma. Ahora usted puede hablar con Dios y pedirle que le llene con su Espíritu Santo, y lo puede recibir en ese momento, pero hay un segundo paso que es tan necesario como el primero.

El segundo paso es el bautismo en el nombre de Jesucristo. En el Nuevo Testamento el bautismo era un acto de fe, que probaba que la persona se había arrepentido completamente. Es un testimonio público delante de los hombres de que la persona ha decidido entregar su vida a Cristo, y vivir desde ese momento en adelante para Él. En el arrepentimiento usted muere al pecado, en el bautismo usted es enterrado, y cuando usted sale del agua es un acto simbólico de su resurrección a vida nueva. Dios le puede llenar con su Espíritu Santo en el mismo tanque bautismal, antes o después del bautismo en agua. Dios no siempre se mueve de la misma forma. Algunos reciben el Espíritu Santo antes de bautizarse en agua, otros después (Hechos 10:44-48), lo importante es que la persona sea obediente a su mandamiento. (Hechos 5:32).

El tercer paso es la alabanza sincera que sale del corazón. No esté nervioso(a) o tenso(a) o miedoso(a), así se hace mas dificultoso recibir el don de Dios. Siéntase relajado, confortable, con confianza para recibir lo que Dios le quiere dar. Ya usted obedeció la Palabra, ya hizo Su parte, ahora Dios va a hacer la suya, usted sólo tiene que recibir.

El cuarto paso es la fe. Fe de que el Señor va a cumplir lo que Él prometió. Él no te va a dar algo que no es bueno, que te va a hacer daño, Si los hombres siendo malos, saben dar buenos regalos a sus hijos, "¿cuanto mas nuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" (Lucas 11:9-13). Pida con confianza, con fe, con insistencia y usted va a recibir el agua viva de Dios. Piense en Jesucristo con sus brazos abiertos hacia usted, levante usted sus brazos a Él como si lo fuera a abrazar, y comience con fe a adorarlo, a alabarlo con ¡ALELUYAS!, ¡ALABANZAS! y ¡GLORIAS!, a Dios le agrada esta clase de adoración en el espíritu (Juan 4:23-24), después de todo, ¿no es eso lo que siempre usted ha deseado? ¿Amar a Su Dios en espíritu y en verdad, sin ningún tipo de barrera y de obstáculo? ¿Poder estar usted en Él, y Él en usted, en un éxtasis inexplicable en el espíritu? ¿Con gozo inefable y glorioso? (1 Pedro 1:8; Hechos 13:52). Proceda a hacer contacto con Dios, donde usted va a sentir su divina Presencia. Un calor inconfundible tocará su Corazón, y posiblemente se sorprenderá al sentir lágrimas calientes corriendo en sus mejillas, mientras usted habla palabras de amor y gratitud por su perdón y gran amor hacia usted (Juan 3:16).

El quinto paso es dejar que el Espíritu Santo te sumerja. Cuando usted sienta la presencia del Señor, No pare de alabarlo, sino siga en esa misma actitud de alabanza. Tiene que dejar la dimensión del pensamiento humano y cruzar a la dimensión del Espíritu Santo, "Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Isaías 55:9). Su actitud tiene que ser como la de un niño (Mateo 18:3), y confiar en Él 100%. Como un niño cree y obedece, así nosotros comenzamos nuestra transformación espiritual. Nos encontramos hundiéndonos más y más en el océano del amor de Dios. Los labios comienzan a temblar, lagrimas comienzan a correr por nuestras mejillas, la voz puede que se intensifique a un grado más alto, con las manos extendidas como un niño extiende sus manos hacia los brazos fuertes de su padre. Explicando el bautismo del Espíritu, Jesús dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba; Él que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan 7:37-39).

El sexto paso es tomar el agua viva que el Señor Jesús te esta dando a beber. Pero nadie puede beber con la boca cerrada. Dios dice: "Abre tu boca, y yo la llenaré" (Salmo 81:10). Dios no te puede llenar tu boca si está cerrada. Algunas personas no reciben de Dios porque cierran sus bocas, o no la abren lo suficiente. Abre tu boca con confianza, y deja que el Señor la llene con palabras angelicales, que Él te va a poner en tu corazón.

Usted tiene sed de esa agua viva, recíbala. La sed es una de las necesidades más urgentes del hombre, y puede ser saciada con agua u otra bebida. Pero la sed del alma sólo puede ser saciada con el agua que procede de lo alto (Isaías 55:1). "Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación" (Isaías 43:3). El tratar de saciar la sed del alma, con cosas de este mundo, lo va a dejar a usted sin saciar su sed espiritual (Job 29:23). Usted puede estar rodeado de agua, pero morirá a menos que abra su boca y beba. "Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente" (Apocalipsis 22:17). Abrid vuestra boca y bebed con sed del Espíritu Santo, de la fuente del agua de la vida (Apocalipsis 21:6). En el Nuevo Testamento la palabra Espíritu también significa aliento. Respira profundamente ese aliento de Dios y hablarás libremente en el Espíritu Santo, las palabras que te daré a hablar.

El séptimo y último paso es entregar su lengua al control del Señor. En el Día de Pentecostés "todos... comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4). Eso es, hablaron según "el Espíritu les dio palabras que pronunciar", "según el Espíritu les dio facultad para expresarse", "según el Espíritu impulsó sus expresiones". Estas son algunas traducciones bíblicas (otras versiones). Igual que una maestra guía a sus discípulos a decir un poema, ella no les dice el poema, sólo les indica lo que debe decir. De la misma forma el Espíritu Santo no fuerza a nadie a hablar en lenguas, ni habla a través de nadie como si fuese un fonógrafo. Lo que hace el Espíritu es guiarnos dándonos palabras o sugiriéndonos aquello que debemos decir. No es mendigar, persuadir, ni rogar. Tampoco es echar a un lado la dirección del Espíritu Santo tratando de hablar en nuestra lengua conocida (español), ni aun diciendo: "Aleluya", "Gloria a Dios," o "Jesús".

Los discípulos en el día de Pentecostés hablaron las palabras que el Espíritu les insinúo. NO FUE EL ESPÍRITU QUIEN HABLÓ POR ELLOS, fueron ellos los que hablaron voluntariamente. Sintieron palabras extrañas y añadieron sus propias voces. No les interesó lo extraño que iban a sonar esas palabras, ni lo que la gente pensara, HABLARON EN FE.

No todos hablan igual al recibir el Espíritu Santo. Unos hablan en voz baja, otros gritan. El famoso evangelista del siglo XIX Carlos Finney al escribir su experiencia dijo: "Yo recibí un bautismo potente del Espíritu Santo. Lloré fuerte con gozo y amor... Literalmente bramé los sentimientos indecibles de mi corazón" (Autobiografía). Es muy posible que el Espíritu Santo al comenzar te dé palabras muy cortas, de una sílaba. Mientras estén ahí, dilas una y otra vez hasta que Él te dé más qué decir, y habrá más que decir.

Mientras usted continúe recibiendo, Él le va a seguir dando (Salmo 65:9). Igual que los niños no comienzan hablando grandes palabras al principio, sino comienzan hablando palabras como MAMÁ y PAPÁ y los padres se sienten tan contentos que el bebé puede hablar esa palabra, está comenzando a formar palabras con sus labios y su lengua. Ésta es la forma que todos comenzamos a hablar naturalmente y sobrenaturalmente en nuestra lengua conocida, y en nuestra lengua angelical (1 Corintios 13:1). Alguien nos ayudó y nos animó, sílaba por sílaba, palabra por palabra, frase por frase. Nuestro Padre Celestial está complacido, como lo está cualquier padre humano, cuando usted hable las palabras que Él quiere oír. ¿No oyes su dulce insistencia como te dice: "Habla hijo(a) mío (a), habla"?

EL LENGUAJE PENTECOSTAL

El Espíritu Santo te va a impulsar a alguna forma de expresarte, la cual puede ser una, varias o todas estas:

EL TARTAMUDEO es cuando usted comienza a temblar sus labios y su lengua. Si esto sucede hable claramente, en fe. Esto es señal de que hay otra lengua presente… la Biblia dice "En lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablaré a este pueblo" (Isaías 28:11). En este punto muchos impiden que el Espíritu Santo se manifieste, porque persisten en hablar su propia lengua (español), cuando Él nos está guiando dulcemente a hablar su lenguaje, a su modo de hablar. USTED VA A SEGUIR TARTAMUDEANDO MIENTRAS PERSISTA EN HABLAR EN SU LENGUA NATIVA. Cuando usted comience a balbucear, INMEDIATAMENTE deje de tratar de hablar en su idioma conocido y comience a hablar en lengua desconocida. No se puede hablar dos idiomas al mismo tiempo, ES IMPOSIBLE. Nadie lo va a intentar en lo natural. Cuando usted siente que Dios está presente para bautizarlo(a), no estorbe a Dios con repetición de palabras o de frases conocidas en su lengua conocida.

Algunas veces mientras el Espíritu está tratando de impulsar a la persona a hablar en otras lenguas, debido a la bendición que está recibiendo convierten el asunto en una competencia de hablar en lenguas, comienzan a decir "Gloria, gloria, gloria". Casi siempre ganan la competencia con el Espíritu Santo y vuelven a su casa sin recibir nada, diciendo: "¿Por qué no recibí el bautismo?" No importa la bendición que Dios le esté dando, cuando el Espíritu Santo venga sobre usted para bautizarlo(a), no diga nada en su propia lengua, sino use sus propios órganos vocales para hablar las palabras que Él le está proveyendo, no las ahogue con temor e incredulidad.

UN IMPULSO INTERIOR, es cuando usted siente las palabras del Espíritu Santo dentro de usted. A veces las siente cuando esta orando, a veces cuando usted está leyendo la Biblia, cuando está meditando, si usted siente el impulso del Espíritu Santo a decir esas palabras, no lo rechace, obedézcalo y usted hablará en lenguas. Esas personas a veces están esperando que el Espíritu lo haga todo, o creen que esos impulsos son de la carne.

Pero la carne jamás conducirá a nadie al bautismo del Espíritu Santo (Gálatas 5:17). La carne se opone a las lenguas, le dirá que usted mismo es el que esta inventando esas palabras, o que esta repitiendo lo que oyó a otra persona decir. La carne quiere expresarse, y hace que usted continúe hablando en su lengua natural, mientras que el Espíritu esta impulsándolo(a) a hacer lo contrario. La palabra nos dice que sólo el Espíritu Santo es el que inicia el hablar en lenguas. Esas palabras y sonidos extraños no vienen de su carne, o de su imaginación, se los está dando el Espíritu Santo.

Algunos se han visto en sueños hablando en lenguas, y al despertar simplemente siguieron la dirección del Espíritu y continuaron hablando en lenguas. El sueño no fue el bautismo, sino que recibieron el bautismo cuando EN FE hablaron voluntariamente en lenguas después de despertar.

IMPULSOS MIENTRAS HABLA, es cuando usted comienza a hablar en lenguas sin saber lo que dirá. Siente la presencia del Espíritu y sencillamente comienza a hablar en lenguas. Es un acto de fe (Hebreos 11:8). "Creí por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos" (2 Corintios 4:13). La palabra clave es CONFIAR EN DIOS. Sin saber exactamente lo que Dios le hará decir, usted comienza a hablar en lenguas, dejando que Dios le guíe mientras usted está hablando.

Quizás haya algún otro medio por el cual el Espíritu te ayude, te guíe, te dirija o te impulse a qué decir. Dios te va a ayudar a hablar en su idioma. NO DUDES, PREPÁRATE PARA HABLAR EN OTRAS LENGUAS CUANDO RECIBAS EL ESPÍRITU SANTO. Dios te está dando las palabras a expresar, exprésalas con confianza, PRONÚNCIALAS EN FE, CON AUDACIA, REVERENTEMENTE. ¿Estás listo(a) para dar el paso de fe? El Espíritu Santo ya ha sido dado. Ya Dios no tiene nada que dar, es usted el que tiene que recibir. Recíbalo confiadamente, sencillamente tranquilamente como Dios lo ha determinado. No se inquiete ni lo resista, no se ponga nervioso(a) o rígido(a). Dígale: "Señor yo soy tu hijo(a) que ahora estoy obedeciéndote. Estoy bebiendo de tu Espíritu; está cayendo sobre mí; lo estoy recibiendo; me está sugiriendo palabras e impulsándome para hablarlas. No diré nada en mi lengua nativa porque estoy esperando hablar en otras lenguas. No dejaré que mi habla natural se confunda con lo sobrenatural. Seguiré tu dirección y con valor te daré mi voz para decir palabras que estás dándome, no dudaré por un momento ni me sentiré dudoso(a) ni temeroso(a). Estoy listo(a) y abro mi boca para que tú la llenes con tus palabras de vida. Hablaré esas palabras extrañas que están en mi corazón, en mis labios, y que inundan mi alma AHORA MISMO".

DESPUÉS DEL PENTECOSTÉS

Esto es lo que has esperado toda tu vida. Tu espíritu se ha unido al de Él. Qué gozo tan inefable saber que tu cuerpo es ahora el templo del Espíritu Santo. ¿Le has dado las gracias por lo que te ha dado? Alábalo y dale las gracias continuamente porque tienes el privilegio de tenerlo a Él viviendo dentro de tu alma.

Una vez que usted sea lleno(a) del Espíritu, no deje las cosas así, sino renueve su experiencia día a día dejando fluir esa agua viva en su ser. El que recibe el bautismo en el Espíritu Santo debe desear ser lleno(a) una y otra vez. Cuando esté rebosando el agua dentro de usted, va a comenzar a hablar en lenguas nuevamente. Y estos rebosamientos pueden ser aún más gloriosos que el bautismo original.

Cuando las personas no son dirigidas a estos nuevos derramamientos, gradualmente se convierten estériles espiritualmente, y pueden llegar a perder el Espíritu Santo que recibieron originalmente. Su primer deber después de haber recibido el Espíritu Santo es decirle a otros de esta maravillosa experiencia. Cristo dijo: "Me serán testigos" (Hechos 1:8), usted fue bautizado para ser testigo, y no manifestará una vida llena del Espíritu a menos que esté activo como ganador de almas. Predique a Jesús dondequiera que usted esté, allí va a haber alguien que le escuche.

El crecimiento suyo es muy importante para su felicidad espiritual, y para lograr ese crecimiento espiritual, necesita orar, leer la Biblia, ayunar, y asistir a la iglesia a oír la predicación ungida del pastor y su enseñanza que nos ayuda a crecer y a caminar con el Señor. Así usted conocerá cómo tener el fruto del Espíritu en su vida, cómo vivir una vida en santidad, "sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14), y cómo recibir ministerios en la iglesia mediante su Espíritu (1 Corintios 14).

martes, 13 de noviembre de 2012

Predicación sobre Los Dones del Espíritu Santo



Por Plutarco Torres
Vicepresidente IPUC

Introducción

El Espíritu Santo no sólo viene para que usted hable en lenguas, salte y aplauda (todas esas reacciones pueden haber), y que ya todo pasó, estoy completo, ya recibí el Espíritu Santo; de lo que no nos habla la Biblia es de eso, la Biblia dice que el Espíritu Santo vino en primer lugar para sellarnos como propiedad de Dios, el Espíritu Santo vino para darnos poder, recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros y me seréis testigos…

El fruto del Espíritu

También dice la palabra de Dios que cuando alguien es bautizado con el Espíritu Santo y anda en el Espíritu, dice la Biblia que el Espíritu Santo le dará el fruto del Espíritu, Gálatas 5:22, y el fruto del Espíritu lo convertirá en un creyente completo y cabal, un creyente que tendrá las virtudes acerca de las cuales nadie lo podrá condenar, porque el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley. Pero si usted, bautizado con el Espíritu Santo, no se acuerda de ese fruto, y usted vive de cualquier manera, y es un rencoroso, un iracundo, un orgulloso, entonces usted no sabe para qué recibió el Espíritu Santo, tiene que decir, yo recibí el Espíritu Santo y el Espíritu Santo producirá en mí el fruto, que son nueve virtudes que las acabo de mencionar. El fruto es para tu vida personal con Dios, para que seas un cristiano victorioso, nada te vencerá porque tienes el amor, porque tienes la paz, porque tienes la paciencia, porque tienes la fe, porque tienes la mansedumbre, porque tienes la templanza, será el fruto para que vivas una vida agradable delante de Dios

Los dones del Espíritu

Pero aparte de eso, la Biblia dice que el Espíritu Santo nos trae nueve dones, con el Espíritu Santo vienen sobre el creyente los dones del Espíritu, son para servir, los dones del Espíritu comienzan con el bautismo en el Espíritu Santo, es algo que en Colombia hemos estado removiendo en este tiempo sobre todo con los ministros, porque hay que reconocer que se ha dejado un poco de lado los dones del Espíritu y sólo resaltamos el bautismo en el Espíritu, le decimos al hermano cuando recibe el Espíritu Santo, cuando es bautizado, ¡hermano, gracias al Señor!, lo abrazamos, ¡ya usted está lleno con el Espíritu Santo!, pero hasta allí, no se le habla del fruto, no se le habla de los dones, y la iglesia camina con marcha triunfante, con poder, con victoria, es a través de los dones del Espíritu, y claro, uno recibe de Dios lo que cree, si no creemos en los dones, entonces así nos quedamos, pero usted amado ministro enseñe a la iglesia que después del bautismo del Espíritu viene el fruto del Espíritu, y después del fruto del Espíritu hay nueve dones maravillosos, que hay muchos ministerios.

Los dones para servir en la iglesia

Este tema que estoy tocando ahora es una de las cosas más necesarias en la iglesia, como cuando uno como pastor organiza la iglesia, nombra los comités, los pone a trabajar, lo hacemos como en una manera organizacional solamente, pero no descubrimos los dones que los creyentes tienen y a veces el mismo creyente no sabe si tiene algún don, pero no es culpa de ellos sino culpa nuestra, hay que enseñarle a la persona que hay dones, el servicio a Dios, los ministerios; desde pastor hasta el último ministerio que haya en la iglesia es consecuencia de un don que la persona ha recibido. [1]

Este ministerio pastoral es un don de Dios por el Espíritu, ojalá que en las congregaciones nosotros los pastores le enseñemos a los hermanos que los cargos en la iglesia no son cargos administrativos nombrados por el hombre sino que la Biblia dice que todo el que es bautizado en el Espíritu, recibe dones del Espíritu para servir. [2]

 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”. 1 Pedro 4:10-11

Esa palabra a cada uno no deja a nadie por fuera, a todos los incluye, porque si yo dijera esta mañana aquí en esta convención, démele a cada uno tal cosa, ¿qué quiero decir?, que nadie se me quede sin recibir lo que le voy a regalar, usted tiene que tener un don de Dios porque estamos en avivamiento, el Espíritu Santo está aquí con nosotros, estamos en el tiempo que se derrama el Espíritu Santo, que el Espíritu Santo trae dones, trae ministerios, y cuando la iglesia camine con los dones del Espíritu, no habrá nada que la pueda retroceder, se abrirá paso a través de las tinieblas, a través del pecado, a través del mundo, a través de los demonios, nadie resistirá porque son los dones del Espíritu que están funcionando.

Cuando yo me veo, y le agradezco al Señor después que han pasado 41 años que salí a predicar la palabra de Dios, yo digo, estoy seguro que tengo un don, porque si no fuera por ese don de la enseñanza de la palabra de Dios no hubiera resistido, pero es que el don funciona, hermano, creyente en esta mañana, no se ponga a hacer algo en la iglesia porque el pastor se lo dijo y lo va a hacer así como en forma mecánica, usted pregúntese, ¿Señor lo que estoy haciendo es porque tú me has dado el don? Porque cuando es a través del don, lo que usted haga tendrá éxito, será prosperado, tendrá poder, porque es a través del don que Dios le ha dado, así que no falta nada, aquí tenemos todo, estamos en avivamiento.

Los dones confirman el mensaje del evangelio

Cuánta falta hace las sanidades en  medio nuestro, si la Biblia dice que en los nueve dones está el don de sanidades y aun sin que tenga el don, con sólo creer la palabra alguien puede sanar a los enfermos, porque así está dicho, estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, eso es avivamiento, hablarán nuevas lenguas, ¿sí o no? estamos aquí hablando en nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, si bebieren cosa mortífera no les hará daño y sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán. Una de las cosas que hizo que la iglesia primitiva se abriera paso y la gente quedará en expectativa, fueron las sanidades, fueron los milagros, hermanos ministros, busquemos al Señor y digámosle: úsame para sanar a los enfermos, úsame para que hayan milagros, para que hayan maravillas, para que hayan cosas en las cuales la gente quede asombrada, atónita, porque así lo dice la Biblia, y aunque siempre hemos predicado y es verdad, que nosotros creemos no por la vista sino por oír, sin embargo la Biblia también habla de los que creyeron por ver, así que hay de ambos lados, usted lee el libro de los Hechos y lee los evangelios, dice: habiendo visto este milagro, una gran multitud se agregó al Señor, usted está en su pueblo predicando el evangelio y un milagro que Dios haga a través de sus manos puede traerle mucha gente a la iglesia, una persona con cáncer declarado, ya no hay remedio, y el Señor lo usa para usted sanarlo, la gente va a abrir los ojos y decir: aquí hay algo, aquí hay algo extraño, aquí hay algo poderoso.

Este es el tiempo del avivamiento, tiempo de los dones, tiempo de los ministerios, tiempo de bautismo del Espíritu Santo, los profetas lo vieron de lejos y quisieron vivir en este tiempo y no pudieron porque no era para ellos sino para nosotros, y aquí los ángeles admiran esto, ellos se gozan con los hombres y mujeres redimidos por la sangre de Jesucristo, llenos del Espíritu Santo, ellos no pueden recibir el Espíritu Santo, usted sí, usted tiene la experiencia de haber sido perdido y hoy es salvo. El avivamiento es bautismo del Espíritu Santo, el avivamiento es dones, el avivamiento son sanidades, son milagros. [3]

El don de profecía

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos”. Mateo 24:11

Hay profetas en este tiempo por todas partes, se hacen profetas ellos mismos, sin embargo hay verdaderos profetas en el pueblo de Dios, hay un don de profecía que puede manifestarse en la iglesia, pero eso tiene un orden y el pastor debe manejar bien ese orden si no cualquiera se le camufla como profeta y es un falso, porque lo que nos libra del engaño es conocer la verdad, así que esos temas hay que estudiarlos profundamente y manejarlos bien, porque de pronto viene una profecía que es de Dios pero como el pastor no la conoce, entonces llega y apaga esa profecía, ¡no, aquí yo no acepto eso¡, ¡cállese!, y es Dios que quiere decir algo. Pero si se le presenta uno que es falso, entonces hay otros que le creen a ese y lo ponen como el profeta de la iglesia y comienza a dividir la iglesia, pero sí hay un don de profecía, en 1 Corintios 14 lo dice, pero eso hay que manejarlo bien, ojalá que en algunos estudios bíblicos tocáramos esos temas para que pudiéramos manejar esta parte. [4]

La gente piensa que cuando se habla de profetas y de profecías, y hoy está de moda el profeta y la profecía, cosas que están totalmente equivocadas, lo digo con toda certeza, porque la Biblia dice claramente que todos los profetas fueron hasta Juan el Bautista, ahora en la iglesia actúa un don de profecía pero no profetas titulares, ¿por qué había profetas titulares como los profetas mayores, los profetas menores, que se denominan así mayores y menores no porque el uno fuera menos que el otro sino por la extensión del ministerio que tuvieron? Esos profetas eran necesarios en aquel tiempo porque no había la palabra escrita, entonces el profeta era inspirado y traía el mensaje de Dios, pero desde que la palabra fue escrita, dice: este es la palabra profética, aquí está toda la revelación de Dios, aquí está todo el conocimiento, aquí están sus principios, entonces cuando alguien dice que él es profeta y lo comienza a decir, piensan que el profeta todo el tiempo estaba profetizando cosas por venir, no, si usted lee los profetas se va a dar cuenta que no era tanto que dijeran cosas del futuro, había momentos en que lo decían, pero la mayoría del mensaje de los profetas era llamando el pueblo de Dios a arrepentimiento, llamándolo a la justicia, llamándolo a la paz, llamándolo a la fidelidad, llamándolo al servicio del Señor, usted lee y se da cuenta que eso era más que todo el mensaje, así que creemos que en este tiempo sí puede actuar un don de profecía en la iglesia, en 1 Corintios lo dice bien, dice que si en una reunión como ésta Dios quiere mandar un mensaje, puede usar a cualquiera de los hijos de él que andan bien con el Señor, todo esto está bajo un control, pero cuando ha habido error en estas cosas, es cuando de pronto el pastor no está muy enterado de cómo es esto y ve que alguien profetizó, entonces no sabe qué hacer, si esto será verdad, será mentira, pero si uno como pastor estudia bien el tema, uno puede controlar, y no es que alguien es el profeta de la iglesia, la hermanita es la profetisa de la iglesia, no señor, la Biblia dice que es un don que actúa y que puede usar a cualquiera de la iglesia. [5]
 
También sucede así con los dones, se habla mucho de dones, de profetas, de evangelistas, de apóstoles, de cuanta cosa pero uno tiene que ir a la palabra y mirar cómo es que en verdad Dios guía estas cosas, yo me puse a estudiar la palabra de Dios y he encontrado cosas maravillosas, a veces uno cuando oye que otro enseña, que no es de nuestra misma fe, entonces decimos: eso son ellos allá, nosotros no enseñamos eso, no, la Biblia sí lo enseña, y hay que ponerle buena atención y estudiar nosotros y enseñarlo como en verdad Dios lo dice. [6]


Referencias

Predicaciones:

[1] Tiempo de avivamiento. Convención Nacional, Barquisimeto – Venezuela, 2007, 00:47 min. (Es necesario descargar el programa Buscapredica para escuchar la enseñanza)

[2] La necesidad de ser bautizados con el Espíritu Santo. Retiro Espiritual, Campamento Emanuel – Colombia, 2010, 00:53 min. 

[3] Tiempo de avivamiento. Convención Nacional, Barquisimeto – Venezuela, 2007, 00:50 min. (Es necesario descargar el programa Buscapredica para escuchar la enseñanza)

[4] El anticristo y las señales. Retiro Espiritual, La Jagua – Colombia, 2011, 01:17 min.

[5] Principios y convicciones. Escuela Dominical, IPUC Central, Valledupar – Colombia, 2011, 00:10 min.

[6] El plan financiero de Dios. Convención Nacional, Barquisimeto – Venezuela, 2007, 00:15 min. (Es necesario descargar el programa Buscapredica para escuchar la enseñanza)